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En un mundo cada vez más
competitivo, donde miles de aspirantes luchan por asegurar un puesto en la
administración pública, un fenómeno interesante ha salido a la luz en las
recientes pruebas selectivas convocadas por la Resolución de 20 de enero de
2023 de la Secretaría de Estado de Función Pública. Los datos provisionales
revelan que, a pesar de la alta cantidad de individuos que inicialmente
mostraron interés en las oposiciones, el porcentaje real de aquellos que
efectivamente se presentaron a los exámenes ha sido sorprendentemente bajo,
sugiriendo una amplia ventana de oportunidad para los opositores serios y
dedicados.
Tomando como ejemplo el primer
ejercicio de Gestión de la Administración Civil del Estado por turno libre, de
los 19.556 aspirantes que echaron instancia, solo 10.588 (54%) se presentaron
al primer ejercicio, y aún menos, 8.850 (45%), avanzaron al segundo. En el caso
de la promoción interna, de 3.460 aspirantes, los presentados fueron 1.704
(51%) en el primer ejercicio, incrementándose curiosamente a 2.161 (62%) en el
segundo. Estas estadísticas indican que, si bien hay un número elevado de
personas que se inscriben para participar en las oposiciones, una porción
significativa opta por abstenerse a medida que el proceso avanza.
El escenario fue similar en otras
áreas. En la oposición de General Administrativo, de una asombrosa cifra de
64.300 aspirantes, solo 35.765 (56%) se presentaron al ejercicio único. Aún más
impactante fue la participación en Auxiliar Administrativo, donde de 46.916
inscritos, únicamente 19.924 (42%) tomaron parte en el proceso.

Pero, ¿qué significa esto para los
actuales y futuros opositores? Principalmente, estas cifras revelan una
dicotomía entre la aspiración y la participación. Muchos candidatos podrían
echar instancia motivados por la seguridad laboral y las prestaciones asociadas
con el empleo público, pero varios factores podrían estar influyendo en su
decisión final de no presentarse, como la subestimación del compromiso y la
preparación requerida, la presión de la competencia, o circunstancias
personales imprevistas.
En este contexto, existe una clara
señal de aliento para aquellos que están verdaderamente comprometidos con su
preparación para las oposiciones. Con una disminución en la participación
efectiva, cada aspirante serio tiene, estadísticamente, una mejor oportunidad
de éxito, siempre que su preparación sea rigurosa y esté bien dirigida.
En resumen, estos datos
provisionales deben servir no solo como una reflexión sobre la naturaleza
competitiva y a menudo impredecible de las pruebas selectivas, sino también
como un motivador para aquellos que están dispuestos a dedicar el esfuerzo y el
tiempo necesarios. En la carrera hacia la función pública, la perseverancia, la
preparación y la presencia son más cruciales que nunca, y aquellos que
entienden esta realidad están un paso más cerca de asegurar uno de los
codiciados puestos en la administración pública.